Cine de animación, así ha ido cambiando y perfeccionándose este mágico arte

Es uno de los géneros que más ha encandilado al público desde el nacimiento del séptimo arte, por la manera que tiene de proyectar ilusión y magia, de ofrecernos una realidad que es imposible recrear delante de una cámara con actores reales… al menos hasta hace poco. Muchos siguen pensando que el cine de animación son solo dibujos para niños, pero es mucho más allá de eso y hay muchísimas películas que demuestran que la animación puede estar a la altura de los mejores films de la historia. A lo largo de todos estos años, la animación ha cambiado muchísimo, y es que el sistema cada vez se perfecciona más.

Está claro que la tecnología que ha aparecido en los últimos veinte o treinta años ha supuesto un punto de inflexión para el cine en general, y también para la animación, que actualmente se lleva a cabo casi siempre por ordenador, dejando a un lado la animación tradicional, mucho más cara, costosa y pesada. Sin embargo, todavía podemos conservar algunos ejemplos de animación tradicional, y conjuntamente con la animación por ordenador que se da en la actualidad, seguir disfrutando de buenas películas de este tipo, como las que nos encandilaban siendo todavía unos críos.

Lápiz y papel, los comienzos del cine de animación

La animación comenzó de la manera más sencilla que se pueda imaginar, con un montón de folios y un lápiz, recreando el efecto del cinematógrafo a lo largo de esos dibujos que iban avanzando la posición de los personajes en cada cuadro o fotograma. Era una animación muy tosca, por supuesto, pero supuso el germen para todo lo que vino después. George Melies, Emile Cohl o Emile Reynaud fueron los padres de este tipo de cine, adaptado sobre todo a los más pequeños, pero también con cortos muy intensos que demostraban las tremendas posibilidades de la técnica, como Fantasmagorie, del propio Cohl, uno delos primeros cortos de animación que existen, lanzado en 1908 y con un minuto y veinte segundos de duración.

La cámara multiplano y otras aportaciones de Walt Disney

Durante las siguientes décadas se siguen dando avances importantes tanto en la técnica como en el propio cine de animación. En 1917 se estrena el primer largometraje de este tipo, una película argentina llamada El Apóstol. A finales de la década de los años 20, Walt Disney irrumpe con sus ideas revolucionarias y cambia para siempre el cine de animación, convirtiéndose en el padre de la animación actual y ofreciendo productos que estaban muy por encima del resto de dibujos de su época.

Disney experimentó muchísimo con diversas técnicas como la cámara multiplano, para conseguir diferentes enfoques de la acción, o también la animación a color, con películas como Blancanieves en 1937. Durante esa época, la animación no solo buscaba a los niños y jóvenes, sino también a los adultos, incluyendo mensajes totalmente políticos en contra de los dictadores de la época aunque eso sí, siempre detrás del humor y de la fina ironía. Disney siguió creando su imperio y creciendo cada vez más, logrando un éxito sin precedentes.

La animación tradicional japonesa

Estados Unidos, Francia, Canadá y Alemania han sido tradicionalmente las grandes potencias del cine de animación, países en los que se ha dado mucha importancia a este género. Sin embargo, tampoco nos podemos olvidar de la animación japonesa, que ha marcado un antes y un después gracias a su técnica, a su lírica y a las poderosísimas imágenes que ofrece. Especialmente desde la década de los 70, muchas películas y series japonesas han traspasado fronteras y han conseguido llevar la animación a otro nivel. Es imposible no hablar en este sentido del Studio Ghibli y de su máximo exponente Hayao Miyazaki, un auténtico maestro de la animación que gracias a películas como El Viaje de Chihiro o La Princesa Mononoke goza actualmente de mucho prestigio mundial.

El salto a las tres dimensiones y la animación actual

El cine de animación cambió relativamente poco desde los años 40 hasta los años 90, puesto que al final se trataba de utilizar siempre una técnica que, más o menos elaborada, era la misma. La utilización de máquinas como el rotoscopio, para capturar el movimiento y luego traspasarlo e los dibujos, imperó durante muchos años. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llegó con la inclusión de animación por ordenador, en películas de la compañía Pixar, que posteriormente sería adquirida por la propia Disney, su competencia directa.

La animación en tres dimensiones y animación por ordenador se ha convertido hoy en día en la principal fuente de influencia para los animadores. Pixar, Sony, Dreamworks, Laika, siguen realizando largometrajes de este tipo. Algún que otro proyecto nace como animación tradicional, o también como animación en formato de stop-motion, pero la mayoría se ha alineado en favor de la tecnología y de la animación por ordenador.